EL ESPIRITU ES EL QUE HACE LA FUNCIÓN
Queridos terrestres os voy a informar sobre la “Reencarnación” que quizás a muchos no les deje indiferentes ya que, ¿quién no ha tenido un sueño, una visión o un recuerdo de un tiempo pasado?, de haber estado en ese sitio en el que se les mostraba un lugar. ¿Acaso uno, no recuerda de sus lejanos días de Egipto, o en la Atlántida o de haber sido un druida o un maya o, un griego o un tibetano o bien un romano o haber tenido una vida en tiempos de Jesús? ¿Quiénes fuisteis en el pasado? ¿Lo recordáis?
Bien pues si eso os es familiar, estaréis conformes con lo que os voy a exponer y si algunos, no entienden o piensan que eso no pueda ser así, por las creencias adquiridas de guías ciegos, también comprenderán que es factible y coherente, lo que explico:
¿Sabéis por qué se arriesgaron José de Arimatea y Nicodemos una noche para ir en busca de Jesús? Para preguntarle por la reencarnación. Porque a pesar de formar parte de los Sabios de Israel, no lo podían comprender. Le preguntaron: “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?” A lo que el Maestro respondió: “En verdad te digo que si alguno no ha nacido del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que ha nacido de la carne es carne; pero lo que ha nacido del Espíritu es espíritu. No te maravilles si te he dicho que os conviene nacer de nuevo.” (Un niño al nacer tiene un cuerpo material constituido en un 97,3 por ciento de agua).
Os recordaré otra escena que recuerda muy bien. Pasando el Maestro un día por las calles, vio a un ciego, de nacimiento y sus discípulos le preguntaron: “Rabí, ¿Quién pecó?, ¿éste o sus padres? “ Y Jesús les dijo: “Ni pecó éste ni sus padres, sino para que se manifestase en él la gloria de Dios”. Los discípulos conocían la reencarnación. Tenían de ella plena conciencia y conocimiento; por eso preguntaron al Maestro si la ceguera era una consecuencia del Karma. Jesús les explicó que no. El ciego, en el intervalo entre esta vida y su vida anterior, cuando todavía se encontraba en el reino del Espíritu, consciente de la meta que quería alcanzar, había escogido sufrir la privación de la vista para acelerar en la vida presente su evolución espiritual.
¿Qué pensáis que quiso decir en el libro de Jeremías con esta palabras?: Yo te he conocido antes de que te formaras en el vientre y, antes de que salieras de la matriz, Yo te he consagrado, te he instituido como profeta entre los pueblos “.
Cinco siglos antes de la venida de Cristo, Malaquías anunció a las gentes que Dios enviaría a la Tierra al profeta Elías, que en realidad había vivido cuatro siglos antes que él. ¿Qué quiso decir? .
Lucas luego escribió: “El Ángel anunció a Zacarías: Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, que pondrás por nombre Juan y caminará en el espíritu y poder de Elías”.
Por tanto Juan nacerá y tendrá el espíritu de Elías. Nacerá y precederá a Jesús.
Y cuando Elías, reencarnado en Juan el Bautista, se encontró con Jesús en el desierto, mientras predicaba, el propio Jesús increpó a las gentes por no haber comprendido: ¿Qué habéis ido a ver en el desierto, una caña movida por el viento, un profeta? Yo os digo que más que a un profeta. En verdad os digo que entre los nacidos de mujer, no ha aparecido uno más grande que Juan el Bautista; él es Elías que había de venir”. Los discípulos siguieron preguntando a Jesús por qué las Escrituras decían que Elías debía venir primero y Jesús les contestó “Elías, en verdad, debe de venir primeo y restablecerá todo.
Sin embargo yo os digo: Elías ha venido ya y no le reconocieron…”Entonces y sólo entonces, los discípulos, comprendieron que hablaba de Juan Bautista. Juan Bautista era Elías, que debía venir antes que el Maestro para preparar sus caminos. Pero no lo reconocieron. De modo que el profeta Elías había vuelto en Juan, se había reencarnado después de nueve siglos y, había cumplido la profecía.
Y para que no se olvide: Estaba un día el Señor orando con sus discípulos y cuando hubo terminado se volvió a ellos y les pregunto: “¿Quién dicen que soy yo”? Y sus discípulos le contestaron: “Unos, que Juan el Bautista, otros, que Elías; otros, que alguno de los antiguos profetas (resucitado). El pueblo de Israel también conocía la reencarnación y cuando vieron las obras de Jesús, pensaron que sería o Juan Bautista o Elías, o un profeta “resucitado” “renacido” “reencarnado”. El propio
Herodes, cuando le llegó la noticia de las obras de Jesús, pensó para sí, “Este es Juan el Bautista que ha resucitado de entre los muertos”. Los de su corte pretendían calmarle sugiriéndole que no era Juan, que se decía que era Elías o alguno de los antiguos profetas, pero Herodes estaba obsesionado y repetía una y otra vez . “Es Juan a quién yo degollé, que ha vuelto” Yo os digo si hubieran creído, si Herodes hubiera creído que “Juan había resucitado” le hubiera reconocido porque hubiera tenido las mismas facciones. Sin embargo, Herodes admite que ha resucitado con otro cuerpo…, estaba convencido que se había reencarnado como Jesús y que había vuelto en otro cuerpo…
Para quienes no recuerden el pasado, yo os digo que en los tiempos actuales, investigadores de diferentes países han tenido la ocasión de examinar “casos” de individuos que aseguran de acordarse de sus vidas precedentes. Os recordaré un versículo del Corán; se refiere a la reencarnación “Dios crea a los seres y los envía miles de veces para que ellos vuelvan a El”
Una pregunta vuestra podría ser esta. ¿Es verdad que todos los que estamos aquí, ya hemos vivido antes y que hemos conocido a Jesús?
-Cierto que todos habéis vivido antes. Algunos en el tiempo de Jesús, otros después: Os diré, hoy están en el mundo varios de sus discípulos y apóstoles operando según la Superior Voluntad.
¿Qué pasa con el alma?
La energía vital o alma también debe someterse a las leyes precisas que rigen el Cosmos. El alma no hace nada sin un orden preciso de sucesión. Toda alma, sin embargo, que consigue remontar lo más rápidamente posible los estados purificadores, se reencarna más pronto para poder anticipar su último estado de purificación. El vagar de las almas por el espacio, no es otra cosa que el castigo en espera de otro juicio, y cundo más duro haya sido el juicio, más será necesario esperar para poder alcanzar una última reencarnación. Cada alma recibirá según lo que haya dado sobre la Tierra y a lo largo de todas sus vidas. Esto, que pensamos se cumple en poco tiempo, necesita, sin embargo de mucho tiempo en la Tierra, que está regulada por leyes de devenir más cortas según los cálculos hechos por el hombre. No está dicho, sin embargo, que cada alma vuelva y se reencarne sobre el Planeta de su última procedencia. Puede reencarnarse, según su grado de evolución, en otro mundo habitado y continuar allí su purificación y su ascensión espiritual. La energía que encierra cada ser viviente, forma como una red de comunicación a través del Cosmos. Nosotros estamos todos unidos, mediante esta red infinita con la “fuente de energía vital creadora de toda cosa”
He aquí el gran misterio que no todos llegamos a comprender, pero que cuando comprendamos perfectamente, habremos entendido verdaderamente, nuestra “esencia y origen divino”
¿Cómo se produce la reencarnación? ¿Qué parte de nosotros se reencarna?
Nosotros, con nuestro cuerpo físico, no somos los que nos reencarnamos, porque físicamente hablando no somos nada más que instrumentos del valor real que se reencarna: “El Espíritu” Y el espíritu no tiene nombre, ni reposa jamás, pero actúa sin parar por el devenir de “EL QUE ES” con quien tiene que reunirse.
¿Cuántas veces se reencarna cada entidad?
Los ciclos principales de reencarnación en el hombre son siete. Pero éstos pueden interrumpirse por muerte violenta, para ser inmediatamente reiniciados. Por ejemplo, si un hombre destinado a vivir 90 años cesa su vida por muerte violenta a la edad de 50(muerte por defecto) este hombre volverá a reencarnarse inmediatamente para completar el proceso y vivirá, por tanto, solamente 40 años hasta completar el ciclo. Es la Ley.
¿Puede variar esta Ley, haciendo que uno supere la edad que tenía prevista?
Sólo quien ha hecho la Ley puede variar la Ley. No está en el hombre variarla. El hombre, por su evolución positiva, puede conseguir evitar la interrupción de sus ciclos de reencarnación y acorta los lapsus de tiempo intermedio. Pero sólo por una intervención directa del Legislador, y para un programa específico, se puede variar su ciclo programado de tiempo de experimentación en la materia, en un tiempo determinado.
¿Pueden los espíritus negarse a reencarnar?
Cuando las almas se separan de los cuerpos, permanecen cierto tiempo en un estado de reposo (que se puede parangonar con la concepción) en espera un nuevo destino sobre el plano tridimensional o sobre el cuatridimensioal. Un alma no puede negarse a reencarnar en cuanto que, trascurrido el periodo de reposo, entra en un estado de conciencia que le da la medida de la necesidad de perfeccionarse a través de una nueva reencarnación.
¿Qué es la muerte en función de la reencarnación?
La “vida” va hacia la muerte, y la muerte va hacia la “vida”. Todo cambia, salvo la Ley que instruye la “eternidad” de lo creado, a través del cambio que determina la “evolución” de todo aquello que sirve a la inmortalidad del “espíritu creativo” Todo es hoy, todo será mañana. El mañana será diferente, pero será siempre el todo de “ayer” con nuevas formas, nuevos colores, nueva linfa, nueva conciencia, nueva vida y nueva obra. La muerte empuja a la vida hacia nuevos senderos más luminosos. La verdadera vida emerge de la muerte. Despojándola de los hábitos materiales, deviene real y existente, sabedora de ser una sola cosa con la “vida” del “Cosmos” La muerte es una amiga generosa. La muerte es la generadora de la verdadera vida.
¿Sabéis que es la ley del karma?
“No penséis que podréis huir a la “ley” de “causa y efecto”. No os podréis librar del guardián que vigila vuestro “karma”. Lo que sembréis, recogeréis. Y lo que recojáis ahora, marcará el destino de vuestro mañana. Lo que hagáis hoy a los otros, mañana los otros os lo harán; Estad. seguros de ello. No penséis que podréis huir a esta ley. Pensad y meditad. Seréis vosotros los jueces de vuestras acciones. Seréis vosotros que elegiréis las pruebas para purgar vuestras culpas. No todos los que padecen tribulaciones las sufren por casualidad. No “existe la casualidad” Sabedlo. Quien mata no puede impedir que le maten. Quien roba, no puede impedir ser robado. Quien odia, será odiado. Una vida vivida justamente no dejará de tener el premio de la felicidad y de la paz de Dios. Si trabajáis para los otros, mañana los otros trabajaran para vosotros, y si aliviáis a lo otros, es inevitable que los otros, mañana os alivien. Es la ley de “causa y efecto”. Es la ley de la justicia de Dios”.
Os preguntaréis ¿Por qué si venimos al menos siete veces, repetimos siempre las mismas cosas, nos encontramos con la misma gente, cometemos siempre los mismos errores?
Bien, os contaré una historia: Un niño fue por primera vez a la escuela. Era muy pequeño y sus conocimientos no pasaban de la experiencia infantil. Su Maestro que era Dios, le puso en la primera clase y le pidió que aprendiera las siguientes lecciones:
No matarás
No harás daño a ningún ser viviente
No robarás.
El niño no mató, pero era cruel y robaba. Al final del día, le había salido barba y era de color gris; entonces su Maestro le dijo: “Has aprendido a no matar, pero no has aprendido las otras lecciones. Vuelve mañana” Al día siguiente volvió. Nuevamente era un niño. Y su Maestro que era Dios, lo puso en una clase un poco más adelantada y le dio estas lecciones para aprender.
No debes hacer daño a ningún ser viviente
No debes robar
No debes mentir.
Luego el hombre dejó de ser cruel, pero seguía robando y mentía. Al final del día, su Maestro le dijo: “Has aprendido a no ser cruel con tus semejantes, pero no has aprendido las otras lecciones. ¡Vuelve mañana!” Al día siguiente volvió de nuevo y seguía siendo niño. Su Maestro le puso en una clase un poco más adelantada y le dio estas lecciones para aprender.
No robarás
No mentirás
No debes desear lo que pertenece a los otros
Luego, el hombre, dejó de robar, pero mentía y deseaba los bienes de los otros. Al final del día su Maestro le dijo: “Has aprendido a no robar, pero las otras lecciones no las has aprendido. Vuelve, pequeño mío. Vuelve mañana”
He aquí lo que yo he leído en el rostro de los hombres, en el libro del mundo y en las
estrellas del firmamento.
Vosotros sois los artífices de vuestro destino. Sea para bien o para mal, vosotros trazáis el sendero que recorreréis mañana. En esta existencia edificáis la próxima. El “Yo Superior” sobrevivirá siempre en la eternidad. No os hagáis la ilusión de poder escapar a los efectos de la causa que habéis provocado, ya sea negativa o positiva. Los efectos serán más duros si las causas que los hayan producido se repiten, desobedeciendo a la conciencia iluminada por la conciencia. Errar es imprescindible para conocer. Perseverar en el error significa ir al encuentro de pruebas durísimas, cargadas de dolor y de sufrimiento difícilmente evitables. El mal que es consecuencia de la repetición de las causas negativas, no es perdonable por quien preside la ley evolutiva de las cosas creadas por el Espíritu Creador. Es necesario conocer esta verdad eterna si queréis ascender hacia la real felicidad del sublime bien. Recordad: la “vida de hoy la habéis edificado ayer”, y la “vida de mañana la edificáis hoy”. Tened plena conciencia de esto.
Espero que con esta información podáis enmendar vuestros errores y obtengáis un bien para el espíritu.
Os lo deseo con todo el amor. Santiago el hermano del Señor