!Oh! ¡Si tú pudieses!
Si tú pudieses mirar los ojos de un justo,
removerías la injusticia de tu corazón.
Si tú pudieses escuchar el corazón de un pacífico,
volverías a encontrar, para siempre, tu paz.
Si tú pudieses oír el gemido de un niño,
amarías con devoción la vida.
Si tú pudieses hacer tuyo el sufrimiento de los otros,
te volverías amigo de Dios.
Si tú pudieses socorrer a tu prójimo,
jamás tendrías necesidad de nada.
Si tú pudieses amar sin poseer,
serías el ser más feliz.
¡Oh!. ¡Si tú pudieses!
La voz del Maestro Jesús”
Santiago el hermano del Señor